miércoles, mayo 31, 2006



Escuchar el cigarro consumirse, el baile de las llamas ante la provocación de la madera, la poesía del contacto de las manos con el cuerpo, o lo que nuestra propia respiración enuncia...
Puede ser el primer paso para escuchar el verdadero ritmo de nuestra alma contemplativa y serena...

(… algo así como nuestra propia canción.)

Desde el silencio encontrar los sonidos...

y tararear con los ojos lo que de ellos aprendimos...













3 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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