sábado, junio 10, 2006



El ser se renueva incesantemente en cada despedida que nos hacemos a nosotros mismos mientras viajamos hacia el cuerpo inutil de los miedos. El ser se justifica en el estar, si no, sólo seriamos un instrumento para el sí mismo que es parte de la invension contidiana y deformada de lo que pactamos con el resto.



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